viernes, 7 de enero de 2011

ENTRE TRABAJO O SALUD, ME QUEDO CON AMBAS COSAS


Estos últimos dias estamos sufriendo en España la resaca de la mal llamada "Ley del tabaco" (Prohibición de fumar en todos los sitios públicos, incluyendo bares, restaurantes, jardines infantiles y entradas de hospitales). Personalmente apoyo la ley, no soy fumadora pero si he sido sufridora de los fumadores. He llegado incluso a dejar de ir a bares para no tener que soportar el humo y sobretodo el olor del tabaco en mi ropa o en mi pelo.
En mi casa ha habido autenticas crisis por el tema del olor. Mi madre hacia desvestir a mi padre en la entrada cuando éste llegaba de jugar la partida en el bar, porque no soportaba el olor en su ropa. Curiosamente ella fue fumadora empedernida durante bastantes años, algo que yo llevaba realmente mal.
Bueno voy al grano que me estoy desviando... hace unos meses me contaron una historia
que ahora viene al caso y como está relacionada con el trabajo y con fumar, pues ahí os la cuento:
Erase que se era, un hombre que tenia un negocio; concretamente un bar. No era un sitio muy sofisticado ni le reportaba a nuestro protagonista mucho dinero. Era un bar de barrio, concretamente servia cafés a los trabajadores de la fábrica. (Conozco el tema; vereis, cuando yo trabajaba en la fábrica y cogia el autobús por la mañana me sorprendió el hecho que ya había bares que estaban abiertos para servir cafés y algo de alcohol a mis compañeros, estoy hablando de que serian las 5:30 de la mañana).
Bueno, como acabo de decir este hombre se levantaba a las 5:00 AM todos los dias para abrir su negocio y allí permanecía hasta las 14:00 PM cuando le sustituía su mujer en la barra. Vamos que trabajaba mucho para no ganar gran cosa. Pero como todo puede empeorar, empeoró. Se puso enfermo. El médico le dijo que tenia los pulmones muy dañados y que o dejaba de fumar o se moriría en muy poco tiempo.
- Pero, si no fumo... debe de ser porque tengo un bar y claro allí la gente fuma mucho
- Pues dejelo o su negocio será su tumba.
Nuestro amigo empujado por su familia decidió traspasar el bar y al final con el dinero que ganó puso un negocio más saludable: una perfumería.
Hoy en dia es dueño de tres perfumerías en Valladolid y le va estupendamente.
Os aseguro que es una historia real: se la contó el propio dueño de la tienda a mis padres y ellos me lo contaron a mi.
Este hombre encontró la fortuna por la imposibilidad de seguir en su antiguo trabajo. Si la nueva ley hubiera estado vigente entonces, seguiría con toda seguridad levantandose a las cinco para servir cafés.
Da que pensar, ¿no?