viernes, 17 de abril de 2009

¿DONDE ESTÁ EL LÍMITE?


Cuando uno empieza a trabajar empieza a darse cuenta que la vida laboral real no tiene nada que ver con lo que has visto, te han contado o te habías imaginado.
Ocho horas se hacen eternas, tus compañeros no son tan parecidos a tí como te gustaría y tu trabajo no es nada gratificante. Sin hablar del sueldo. (Bueno hablo de mi experiencia, si eres uno de los privilegiados que no le pasa esto, pues enhorabuena. No sabes cuanto de envidio).
Con el paso del tiempo y la experiencia te vas amoldando y el trabajo se hace soportable, algunos días incluso agradable.
Pero una cosa que no he conseguido aprender es: ¿donde está el límite, hasta donde debes aguantar?
Ya os he comentado que si estás de cara al público, tendrás que aguantar muchos deprecios, gritos e insultos. Pero, ¿hasta donde?¿cuando puedes decir "hasta aquí"?¿Cuando el cliente empieza a gritar?¿Cuando te llama por tercera vez "inútil" o "ladrón"?¿Cuando te nombra a tu madre?. Porque eso no te lo enseñan cuando te dan el cursillo. Nadie te dice :
-Mira, entre la segunda y tercera vez que te manden a la mierda, es cuando puedes contestarles. Lo que te salga chico: una vez pasan esa frontera no tienes que aguantar más.
Y eso tendría que estar regulado por ley:
Artículo 1 del Estatuto del Trabajador de cara al público: "Ningún trabajador será sometido a malos tratos de obra o de palabra por parte de nadie". Y digo "nadie", porque ahí está la segunda parte: tu jefe.
Tendría que aparecer en el contrato, antes de cuantas horas trabajarás a la semana: ¿En que momento le puedes mandar a freir monas?. Nunca. Porque "los jefes siempre tienen razón". Pero... ¿hasta donde? No estoy hablando de cuando el jefe te fastidia poniendote más trabajo, cuando premia al inútil de la empresa aunque el trabajo lo has hecho tú o cuando te deniega ese día que le habías pedido hacía un mes. Me refiero a cuando hace de tu trabajo un infierno, cuando te grita día sí y día también, cuando te humilla delante de todos por auténticas minucias, tratandote como si fueras idiota.
Cuando estás en este caso y lo comentas a tus amigos (porque tienes que contarlo o si no revientas), las soluciones son variadas: algunos te dirán que no lo aguantes; la tonta eres tú que aún no le has contestado, otros que la vida es así y que debes aguantar, ya pasará. Los terceros que lo denuncies, que cojas una baja, que te vayas... etc.
Que fácil dar consejos, y que dificil aplicarlos, cuando nádie te ha enseñado como reaccionar en estos casos y cual es la mejor solución.
No puedo darte consejos porque yo tampoco supe que hacer; pero, no estás sola Ruth, yo estoy contigo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ánimo de l@s compañer@os...