miércoles, 15 de abril de 2009

UN AÑO, DOS MESES Y UN DÍA


Ley Orgánica 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria:
Artículo 3 :"... El interno tiene derecho a ser designado por su propio nombre."
Curioso ¿verdad?, los presos en nuestro país tienen derecho a que se refieran a ellos por el nombre y no por un número. Se dice que esta medida es para evitar la deshumanización del interno.
Entonces ¿porque a muchos trabajadores en su centro de trabajo los equiparan a su número de empresa? ¿Los trabajadores no se sienten deshumanizados? ¿Por que se protegen los sentimientos de los presos (que me parece bien) y no así de los trabajadores?.
En general, si trabajas en un sítio grande no serás José Ignacio Tejeror; serás el número 11254. Y será mejor que te lo aprendas enseguida porque en todos los impresos que rellenarás en el trabajo te identificarás así. Vamos, que aparte de tus compañeros más cercanos, nadie conocerá nunca tu nombre. Aún recuerdo un día que mi madre y yo tuvimos que llamar a mi padre a la fábrica. ¡Menuda odisea! El problema era, que ni mi madre ni yo nos sabiamos el número de empresa de mi padre. Eramos tan ineptas que solo sabíamos su nombre. Así que el operador ya cansado de nuestra incapacidad nos espetó de malos modos:
-Señora, si no conoce el número no le puedo pasar, a mí el nombre de su marido me da igual... así que espabilesé o tendré que colgar.
Lo resolvimos felizmente mirando una nómina donde por supuesto, aparecia el flamante número. ¡Que tontas, pretender que mi padre era una persona con nombre, cuando todo el mundo sabe que no es más que un número, como la máquina con la que trabaja...!
¿Por qué consideramos que estas cosas son normales?. Porque el trabajador debería estar contento de tener trabajo con la que está cayendo, dirá algún empresario. El otro día me contaron que en una cadena de supermercados famosa aquí en España, el jefe ponía en el tablón de anuncios, las últimas cifras del paro: para incentivar a sus trabajadores.
Se tiene el concepto de que tienes que aguantar lo que sea para que no te echen; que ahora la cosa está muy chunga... ¿pero, donde está el límite?
Una vez, trabajaba yo en una gran cadena de supermercados donde pasaba lo siguiente: todas las noches al cierre, el guardia de seguridad registraba los bolsos de todas las cajeras que se quedaban hasta el final. Los últimos clientes que aún estaban por la tienda asistian al espectáculo con curiosidad. Allí una se sentía como a la salida de Alcalá Meco. Y esto se repetía todas las noches.
Entre esta y otras cosas (horarios, retribuciones, trato ...) decidí ampliar mis horizontes y volar lejos. Me dí de baja un dia a media tarde y como las oficinas estaban dentro del local me encaminé a la "salida sin compra" para abandonar el lugar. En la salida estaba el guardia de seguridad que todas las noches nos registraba y yo, creyendo que me habia reconocido, le pregunté:
- ¿Tengo que enseñarte el bolso?
El guardia sorprendido, (ahora entiendo que yo no le sonaba de nada) contestó:
- No hace falta... bueno espera... ¿trabajas aqui?
- Hasta hace diez minutos, sí.
- Entonces sí.
Moraleja : hay trabajos que son auténticas condenas ... pero no te engañes, si eres preso por lo menos tienes el derecho de que te llamen por tu nombre.

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